La Torah nos relata las etapas que recorrieron los Benei Yisrael en su travesía por el desierto, antes de llegar a la Tierra Prometida. En total fueron cuarenta y dos estaciones, de las cuales las primeras fueron Rameses y Sukot, y la última los campos de Moav, desde Bet Haishimot hasta Avel Hasitim. El Eterno ordena que al entrar a K’naan los Benei Yisrael deberán echar a los moradores de la tierra y destruir sus ídolos; la tierra será heredada por sorteo. De no echar a los habitantes de las ciudades, éstos se convertirían para Yisrael en un problema y los afligirían.

El Eterno fija los límites de Erets Yisrael en detalle, de manera que la ocupación fuera exactamente la que Él tenía destinada. La repartición de la tierra será para nueve tribus y media, dado que dos y media de ellas ya tenían heredad. Para la repartición El Eterno designa varones de cada Tribu para que tomen parte en la misma. A los levitas les son dadas cuarenta y ocho ciudades, de las cuales seis son de refugio para los homicidas.

El propósito de las ciudades de refugio es alojar a los homicidas que hubieren matado sin intención, refugiándose del vengador de la sangre. Si un homicida causa una muerte con intención, deberá morir; en caso contrario, deberá esperar a la muerte del Kohen Gadol, tiempo en el cual podrá salir de la ciudad de refugio. Si un homicida sale de la ciudad de refugio antes de tiempo y el vengador de la sangre lo mata, éste será sin culpa. Un homicida deberá morir si fue visto por testigos, quienes declararán lo que han visto.

Para que las hijas de Tselofjad no perdieran la heredad de su padre, El Eterno dispone que ellas se casen con miembros de su misma tribu; ellas así procedieron, de tal manera que la heredad quedó en la tribu de la familia de su padre.

Estudio por Dr. K. Blad messianictorah.org

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Estudio de Avraham Ben Avraham

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